Afición

Es bien sabido por todos que el fútbol en Nuevo León se vive de una manera diferente. Por ende, el juicio del aficionado no es igual al que se vive en plazas como América, Chivas, Pumas o Cruz Azul.

De este lado del charco la exigencia no es como la de los equipos grandes, porque tanto Tigres como Rayados escribieron gran parte de su historia en la mediocridad, y eso forjó un caparazón de acero. Los hizo distintos.

Tampoco es como la de un club chico. Porque acá la gente ya supo lo que es ganar, y no solo les gustó, sino que se acostumbraron rápido a las glorias del marcador favorable y las vueltas olímpicas.

¿El resultado?

Un aficionado insaciable que no le basta con llegar a la final año tras año, pero tampoco les perdonan quedarse en la orilla. 

Que quieren que sus equipos ganen, gusten y goleen a cada rato; que dominen la Liga como quizás jamás creyeron posible.

Y aunque hay elementos suficientes para cumplirles el deseo, las directivas no tienen un minuto de paz.

¿Qué Tigres contrató a un campeón del mundo?

Sí, pero no llegó nadie más, alega su hinchada.

¿Qué Rayados sacó a los becados y armó un trabuco?

Sí, pero no trajeron al extremo que se pensaba y en cambio ficharon a otro colombiano, apelan los de la ‘Pandilla’.

Sí. Claro que hay cosas por reprocharle a los de pantaloncillo largo (perfectos no son). Pero si uno analiza todo desde una perspectiva general, nos damos cuenta de que tanto la directiva de Tigres como la de Rayados son quienes mejor están haciendo las cosas en el fútbol mexicano.

Me parece estupendo que los aficionados no se conformen con poco y que cada vez exijan más.

Pero también me da un poco de tristeza que no disfruten del proceso.

¿Tigres puede hacer mejor las cosas?

¡Obvio!

Y Rayados ni se diga. Pero ahora están bien, y eso también se dice.

PD. Bajémosle un par de rayitas a la amargura, ¿no?

Cuando todo está dicho, decir más, está de más.

Texto: Jaime Garza 
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