Catfish and the Bottlemen – The Ride

Ha sido un ascenso bastante rápido y un tanto vertiginoso para Catfish and the Bottlemen, no hace poco estaban tocando en bares & pubs en su natal País de Gales cuando su primer disco, “The Balcony” exploto en el Reino Unido gracias a las recomendaciones de boca en boca, y fue así que la crítica y los medios tomaron nota de que la banda mantenía un lazo especial con sus fans, una intensa conexión que solo algunas bandas, con mucha suerte, suelen tener.

Catfish and the Bottlemen fueron comparados con Oasis, pero aún en su segundo disco, la banda no tiene ese “Wonderwall” o “Live Forever” que los ubique en otras ligas. A esto, Van McCann, vocalista y compositor principal declaró “David Bowie y Lady Gaga son artistas, yo no lo soy, yo solo compongo canciones que diviertan a la gente, que derrochen energía y nada más que eso, no soy pretencioso y no busco serlo”, y vaya que con “The Ride”, la banda es eso y nada más.

“The Ride” está lleno de canciones y temas que te enganchan, simples melodías que hablan sobre chicas, giras y pasarla bien. “Siento que muchas bandas empezaron a pensar muy afuera de la caja tratando de ser creativos o artísticos, nosotros queremos estar dentro de la caja y pasarla bien” declaró McCann con respecto al segundo álbum de la banda.

The Ride” es un álbum producido por Dave Sardy, productor de Oasis, y vaya que la vibra que la banda de Manchester impregna en Catfish and the Bottlemen está presente aquí, pero no es el Oasis de sus primeros discos, ni tampoco el de la etapa cocainómana de “Be Here Now”, si no el Oasis de “aquí estamos porque somos una banda y qué más da” Oasis, algo así como “Standing on the Shoulder of Giants” o “Heathen Chemistry”.

Catfish and the Bottlemen evaden ese hoyo profundo en el que muchas bandas caen con sus malditos segundos discos, sin embargo, la falta de pretensiones y/o grandeza que acompaña a menudo a bandas que, cuando dan en el blanco, son capaces de crear himnos generacionales, es algo que se le critica a Van McCann y compañía, aun así, la banda tiene su audiencia, y es esa gente cansada de las grandilocuencias de U2 o de Coldplay, y que solo quieren rocanrol y pasarla bien.

Para ser francos, el disco es un muy buen platillo para servirse en vivo y a todo volumen, la banda sabe perfectamente quienes son y eso es algo de admirar y aplaudir en una industria que demanda éxitos tras éxitos y que termina por desquiciar al artista. Y aunque la banda no tenga un “I Bet You Look Good On The Dancefloor” o “Take me Out” en su arsenal, podemos encontrar momentos memorables como los coros de “Soundcheck”, “Twice” o “Postpone”, incluso en la acústica “Glasgow” una canción que irradia mucho encanto.

Catfish and the Bottlemen tienen el potencial para ser grandes, pero por el momento, en “The Ride” confiesan que están agusto con ser buenos.

Datos curiosos

  • La banda se viste siempre de negro a manera de honrar a las primeras presentaciones de The Beatles y The Kinks que solo se paraban en los shows y tocaban sus canciones sin mucha parafernalia.
  • El caimán que aparece en la portada de “The Ride” se debe a que Van McCann compuso todas las canciones del álbum en The Alligator Lounge, un pub en NYC.
  • El disco fue grabado en el transcurso de un solo fin de semana en un abandonado refugio anti bombas en Gales.

Canciones claves: “7”, “Soundcheck” y “Twice”

Texto: Víctor Moreno

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