Pasar ocho horas diarias o más, todos los días de lunes a viernes hartan a cualquiera. Pero para hacer más amena la experiencia de un oficinista, un Godínez llega a adaptarse, un Godínez sabe como pasar el tiempo de la mejor manera, un Godínez comparte costumbres con sus demás compañeros Godínez.

Aquí van algunas de las cosas que los oficinistas hacemos para llevar las cosas a buen puerto:

1. Café (o té), azúcar y crema en el cajón

A la primer hora de trabajo, ya sea 7, 8 o 9 de la mañana pocos se encuentran con la lucidez suficiente para responder correctamente hasta cómo se llaman. El frío (o la cruda) aprieta y lo mejor es tomar una taza de café (o té) para despertar del letargo de la rutina.

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2. Post its para recordarlo todo

La agenda en el teléfono nos ayuda a recordar, pero para las emergencias están los post its: nuestros salvadores. A la hora de tomar un recado, apuntar las indicaciones del jefe o poner una notita motivacional en la pantalla de la computadora, ellos siempre salen victoriosos en nuestra defensa.

3. El break del cigarro

Al mediodía, un buen Godínez voltea a ver a su compañero y la complicidad en la mirada indica que es hora de inhalar y exhalar un poco de nicotina. Y, si no fuman, no importa, el punto es salir a despejarse un rato.

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4. La hora de los sagrados alimentos

Nada emociona más a un Godínez que la hora de la comida (bueno, también la de la salida). Una buena comida es directamente proporcional a un buen humor durante la tarde. ¿Y qué tal el día de comer fuera? Cada viernes, y en quincena ni se diga.

5. El pastel cumpleañero

Cuando un Godínez cumple años siempre es un buen pretexto para «echar relajo». Todo comienza desde pedir el dinero para comprar el pastel, lanzarse a comprarlo y cantar: ¡éstas soooon las mañaniiiiiitas que cantaaaaaba el Rey Daviiiiiid! Claro, todo esto, acompañado de sus chescos y su media hora de ocio.

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6. Las tandas y/o quinielas

Cuando te invitan a participar en tanda o quinielas, no sabes como decir que no, admítelo. La piensas un poco pero al final terminas participando, a final de cuentas todo buen Godínez debe participar en este tipo de actividades laborales.

7. El deleite visual

Sí, no se hagan, siempre hay alguien que levanta suspiros en una oficina. Ese/a que cada que pasa frente a ti, o te lo/la encuentras en el comedor o pasillo te obliga a dejar de hacer lo que tan sigilosamente hacías y te da segundos de felicidad con un taco de ojo garantizado.

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8. Llévele, Llévele

Las prolongadas jornadas laborales truncan las carreras de las compradoras compulsivas, por eso, el trabajo se convierte en un buen lugar para vender toda clase de productos por catálogo.

 9. El chisme de baño o radiopasillo

Un sutil: ‘¿me acompañas al baño?’ se puede convertir en una junta diplomática para discutir los últimos chismes de la oficina. ‘¿Supiste que Rosa anda con Iván?’ ‘¿Viste que el jefe acosó a Sofía? ‘Se me hace que ahora sí lo van a correr’. Vamos, no lo nieguen.

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10. Las reuniones de fin de año

Ya sabes que se vienen las posadas cuando estás a medio mes de octubre y empiezas a recibir correos de que separen tal fecha. Entre todos tus amigos Godínez siempre debe de haber 2 posadas como mínimo. Ah y claro, le entras al intercambio.


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