carne asada

Tener una sección para hablar sobre cosas que hacen los regios y no mencionar las filosofías de carne asada, sería un desperdicio.

O capaz me equivoco y estoy gastando antes de tiempo una bala poderosa.

Pero sinceramente dudo que haya mejor momento que ahora para abordar el tema. Porque la camisa aún me huele a humo, aunque al asador lo apagó la lluvia hace un par de horas.

En la barra de la cocina hay una charola para pastel que por algún motivo los regios convertimos en plato predilecto para poner los pedazos de carne, la salchicha roja o tal vez polaca (dependiendo los gustos), la cebolla asada y el queso norteñita con el plástico fundido al calor de las brasas.

Junto a la charola hay un molcajete con guacamole y en un plato desechable un par de chiles jalapeños envueltos en tocino.

La carne asada acabó hace un par de horas, pero el ritual sigue vivo.

Porque aunque el sol amenaza con romper la noche, yo aún tengo encendida la bocina y se escucha a Lalo Mora con su voz guarrantosa cantándole a una mujer ‘bonitaaaa…’.

Por eso este es el momento ideal para hablar de las filosofías de carne asada.

Está la filosofía del amigo borracho pero cumplidor. Ese tipo que sin importar el día de la semana prende carbón, convive y ríe hasta que sale el sol. 

Se mete a la regadera y sale a trabajar. Cumple a cabalidad con su jornada de ocho horas y al regresar el circuito se repite.

Está también la filosofía del amigo que se cree experto en el amor, pero que nunca ha durado más de un mes con la misma mujer.

Te da consejos en un tono de ironía, como si tu problema no fuera realmente un problema, sino una lección que él mismo imparte desde hace décadas.

Está el compadre emprendedor y también el contador.

El emprendedor es ese al que se le ocurre cualquier cantidad de negocios cada que se para frente a un asador.

El contador es el encargado de dividir la cuenta, con pesos, centavos y todo.

Está el de los cortes finos y el que odia todo aquello que vaya en contra de la forma tradicional de hacer carne asada.

¿Asador eléctrico?

Mejor recuérdale el 10 de mayo, aunque su madre falleció hace tiempo.

Está el director técnico y el crítico de cine. El político de izquierda que defiende a capa y espada todo lo que hace López Obrador y el de derecha, que dice que Samuel García pone el nombre de Nuevo León en alto cada que sale de gira y se toma fotos con empresarios extranjeros.

Este par de filosofías chocan tanto como la de los Tigres vs los Rayados.

Los argumentos del uno frente a los del otro son similares a los debates sin final sobre quién es mejor, si Suazo o Gignac.

Y digo debate por poner una palabra. Porque lo que se da en una carne asada, no son más que brillantes filosofías pésimamente estructuradas y arrojadas en un momento en donde nadie es consciente de nada.

En las filosofías de carne asada todos son expertos en todo.

El problema es que cuando la carne se acaba y la hielera se vacía, todos vuelven a ese día a día en el que pensar no se les da del todo bien.

Capaz el mundo sería un lugar mejor si en lugar de corbata lleváramos un asador portátil a la oficina.

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Texto: Jaime Garza
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