Ya no estoy aquí

Ya no estoy aquí, una ficción hiperrealista

Existen películas cuyas propuestas visuales y narrativas son tan impactantes que se asemejan a situaciones reales y esto genera un mayor mérito e interés al saber que la historia que se está contando es un sustrato de la propia realidad. Este es el caso de Ya no estoy aquí la cinta que retrata el movimiento contracultural “Kolombia” el cual tuvo su apogeo en la ciudad de Monterrey y sus zonas metropolitanas a principios de este siglo.

La película nos cuenta la historia de Ulises, un joven de 17 años que es miembro y líder de una pandilla la cual se denomina como los “Terkos” y en la cual todos sus miembros se sienten identificados al mostrar su gusto por el baile y las cumbias rebajadas, Ulises pronto se verá inmiscuido en un problema de cárteles al ser acusado de un acto que él no cometió, razón por la cual tendrá que escapar de su colonia y emigrar a la ciudad de Nueva York.

Estamos ante una de las mejores producciones cinematográficas que se han hecho en México en los últimos años lo cual no es casualidad, ya que si mezclas una buena historia y juntas a las personas correctas con el compromiso necesario para producirla, pues prácticamente el éxito de la cinta está asegurado.

Uno de los puntos fuertes de esta película es su dirección, el cineasta Fernando Frías (Rezeta) encuentra el tono adecuado para su trama, le da el suficiente espacio y tiempo a las situaciones para que la historia tenga los cimientos necesarios para volverse entrañable, por momentos estas secuencias pueden transmitir drama, angustia, relajación, empatía con y para el protagonista.

La danza y baile en Ulises son el medio por el cual él se siente perteneciente a un grupo, a una sociedad, es su forma de expresión y su manera de comunicarse e identificarse con las costumbres que solía practicar al estar en un país y en un lugar en el cual no encaja. La virtud más grande del guion es contar la historia sin que la violencia sea la impulsora de las acciones sino más bien que ésta misma sea la consecuencia de diferentes acciones.

Otro aspecto que enaltece a la obra es la fotografía la cual corre a cargo del ganador de dos premios Ariel, Damián García (Museo) quién logra construir planos que cumplen la función de interiorizar al espectador dentro de los escenarios y sumergirlo a la historia haciendo que formen parte de Ulises y los “Terkos”. Tengo que destacar también la iluminación la cual crea la atmósfera necesaria para que cada encuadre sobresalga y tenga una particularidad a destacar que cada espectador podrá notar.

Y no hay que pasar por alto el serbio trabajo de diseño de arte y producción de parte de Taisa Malouf, diseñadora brasileña que consigue establecer el tono artístico adecuado para cada personaje dándole al vestuario un estilo tan reconocible y por demás sobresaliente.

Sólo el tiempo pondrá a esta cinta en el lugar que poco a poco irá tomando, por que como dije antes, estamos ante una de las mejores películas mexicanas de nuestro tiempo pero de momento la ganadora del premio a Mejor Largometraje de Ficción y el Premio del Público en Festival Internacional de Cine de Morelia es sin duda, una obra que no se tiene que pasar por alto.

Ya no estoy aquí está disponible en la plataforma de Netflix

Texto: Omar Guajardo


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