muerte súbita en el fútbol

La muerte súbita en el fútbol es más común de lo que piensas

Según un estudio de la Universidad St. George’s de Londres publicado en la revista New England Journal of Medicine, las muertes súbitas por enfermedad cardíaca entre los futbolistas son mucho más altas de lo que se cree. Los investigadores han encontrado que los problemas ocultos de corazón que causan la muerte súbita en atletas jóvenes afectan a 1 de cada 266 jugadores afiliados a la Asociación Inglesa de Fútbol (FA).

Los fallos cardíacos en deportistas de primer nivel no son habituales, pero tampoco sorprenden ya a nadie porque cada cierto tiempo se conoce un nuevo caso. Por ejemplo el de Bruno Boban, jugador del Marsonia, de la Tercera División croata, que no pudo ser reanimado en marzo tras recibir un impacto del balón en el pecho en pleno partido, o el de Davide Astori, capitán de la Fiorentina, el último caso mediático.

La lista de fallecidos por muerte súbita en el fútbol es larga. El caso de Astori recordó especialmente el de Dani Jarque, que murió en 2009, ya que ambos fallecieron en el hotel de concentración de sus equipos, mientras dormían.

El centrocampista de Camerún Marc-Vivien Foé, en cambio, cayó desplomado en medio del campo durante un partido de la Copa Confederaciones frente a Colombia. Antes, en el año 2003, al húngaro Miklos Fehrer le ocurrió algo parecido en un partido del Benfica. Antonio Puerta logró recuperarse de un desmayo en un Sevilla vs Getafe por La Liga, pero en el vestuario sufrió cinco más. Tras pasar tres días en el hospital, murió de un paro cardiorrespiratorio.

Según el estudio, el equipo científico analizó los datos de 11,168 jóvenes jugadores afiliados a la FA durante un período de 20 años (1996-2016). Se encontró que 42 de los jugadores (0,38%) tenían irregularidades cardíacas que pueden conducir a ataques cardíacos, aunque la mayoría de ellos (93%) no presentaban síntomas.

Las tasas de mortalidad en estos deportistas también son tres veces más frecuentes de lo que se pensaba. La mayoría de los decesos, apuntan los expertos, se debieron a enfermedades del músculo cardíaco que no eran detectables con un TAC a los 16 años. El estudio resalta la importancia de exámenes más regulares para detectar afecciones que, en la mayoría de los casos, son tratables y permiten a los futbolistas seguir compitiendo.

La posibilidad de muerte cardíaca repentina fue de siete por cada 100.000 jugadores, mucho más elevada que estimaciones previas que establecían el porcentaje entre 0,5 y dos futbolistas por cada 100.000. ”La muerte de un atleta joven es muy trágica, sobre todo cuando se considera que la mayoría de ellas se deben a enfermedades congénitas/hereditarias del corazón que son detectables durante la vida”, afirma Sanjay Sharma, profesor de enfermedades hereditarias y cardiología del deporte en St George’s.

Es bien sabido que los atletas adolescentes son los más vulnerables, pero nunca nadie había dado resultados bien definidos“, se lamenta Sharma en un comunicado. Los jugadores fueron evaluados en el programa de TAC cardíaco obligatorio de la FA, que involucra a todos los futbolistas juveniles de los 92 clubes profesionales británicos.

Rellenaron un cuestionario de salud y se sometieron a un examen físico, un electrocardiograma y una ecocardiografía. Las evaluaciones se llevaron a cabo cuando los jóvenes deportistas firmaron su primer contrato profesional, generalmente a los 16 años.

Los investigadores estiman que alrededor del 70% de los deportistas con este tipo de afectaciones podrían curarse y regresar a realizar actividad física de alto nivel. Sin embargo, durante el seguimiento del estudio, los autores encontraron que se habían producido otras seis muertes por enfermedades cardíacas que no se habían recogido en el examen inicial.

A todo esto, la FA ya ha puesto manos a la obra para tratar de prevenir más incidentes desafortunados y realizará evaluaciones seriadas a los 18 años y nuevamente a los 20 y 25 años. “Nuestros resultados representan la incidencia mínima de muerte súbita cardíaca entre los jugadores adolescentes. Pero es posible que no hayamos capturado todos los casos y que la tasa de mortalidad sea mayor”, finaliza Sharma.

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