César Montes y Carlos Rodríguez

El Club de Fútbol Monterrey, en los últimos años, se ha caracterizado por lograr un correcto equilibrio entre jugadores consolidados y elementos salidos de la cantera.

Jonathan Orozco, Severo Meza, Jesús Zavala, Hiram Mier, César Montes, Jonathan González, Carlos Rodríguez, y por supuesto Jesús: el Tecatito Corona, son algunos de los ejemplos más sonados.

Comienzan con el pie derecho. Apenas debutan y se hablan de a tú con el balón. Uno pensaría que llevan kilómetros recorridos en la alfombra verde, porque el proceso recorrido les permite tales apariencias, pero lo cierto es que no. Que son apenas unos niños en un deporte para adultos.

Jonathan Orozco se volvió referente apenas le confiaron la titularidad. Severo Meza y Jesús Zavala fueron parte de una gran época, hasta que su talento (o las lesiones) los techaron. Hiram Mier no logró convertirse en el gran defensor que se creía iba a ser, mismo caso con Jonathan González.

César Montes y Carlos Rodríguez, sin embargo, parecen ir más allá de lo logrado hasta el momento.

La altura, nivel y valentía de César Montes, lo situaron rápido como uno de los mejores centrales en el fútbol mexicano. Tiene todo para emigrar al viejo continente; incluso puede darse el lujo de esperar una propuesta a modo.

El atrevimiento y la desfachatez de Carlos Rodríguez, no obstante, se cuece por separado. 

La frialdad para pintarle la cara a propios y extraños y perderle el respeto figuras de talla mundial, hicieron que el chico no solo llamara la atención del periodismo local y nacional, sino que tapas extranjeras voltearon a verlo con ojos de enamoramiento.

En Qatar, ‘Charly’ Rodríguez alcanzó su mejor nivel. Es cierto que al llegar a México el talento pareció esfumarse, pero alguna señal de vida daba cada que el balón le llegaba a los botines y medio se atrevía pero se arrepentía. O se atrevía pero no le salía.

En la selección mexicana, sin embargo, todos volvimos a ver al ‘Charly’ de la gente.

Al igual que César Montes, ‘Charly’ cuenta con la calidad suficiente para, no solo probarse en el viejo continente, sino esperar una chance que le convenga a su desarrollo como futbolista.

Si bien uno tiene más recorrido en primera división que el otro, la calidad se nota desde el primer momento.

Ni Charly ni César son jugadores de talla nacional. Lo suyo va más allá. Les toca emular los pasos del ‘Tecatito’ y brillar en donde pocos.

Cuando todo está dicho, decir más, está de más.

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Texto: Jaime Garza 
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