Sabino en Sala Estelar, un viaje al 2040
Pablo Castañeda Amutioque, mejor conocido como Sabino, es un artista que poco a poco ha ido posicionándose como uno de los más importantes del género urbano en México, su estilo propio conocido como Sab-Hop ha marcado la pauta de cómo innovar en un género tan saturado como el Hip-Hop y llegando a las masas.
Uno de nuestros últimos conciertos que pudimos asistir en forma presencial antes de que todo esto de la pandemia sucediera fue precisamente su concierto en el Auditorio Río 70, el cual fue una de las más grandes producciones que ha vivido dicho recinto. Este fue un show lleno de luces, pantallas y mucha vida que dejó a bastantes sorprendidos por el gran nivel de detalle que presentó.
Hoy, nuestro contexto es muy diferente y Sabino ha sabido domar estas nuevas tecnologías y ha sido uno de los que más eventos digitales ha armado, siendo éste su 3er evento en línea (que para nada es queja), pero cada uno ha tenido diferentes particularidades que lo han vuelto único.
En esta ocasión nos dirigió por un viaje a través del universo del Sab-Hop directamente desde el año 2040. En está nueva realidad en la que él se encuentra, se vive un confinamiento muy diferente, causado por aliens y robots y el único medio de escape es la música.
Fue un show de hora y media donde se dio una visita a casi todos sus grandes éxitos que sin duda dejó más que complacidos a sus fans y que no dejó nada que desear. Fue un show que no le pide nada a sus show presenciales y que dejó salir toda su energía para ofrecer un gran espectáculo.
Combinó muy bien la temática de su evento aprovechando los momentos donde los policías “patrullaban” para leer los mensajes de los asistentes y se utilizaron todos los elementos del entorno para que el evento fuera mejor.
Sala Estelar sigue produciendo grandes espectáculos, muestran una plataforma muy sólida y evento con evento van mejorando bastante, siendo un gran avance desde Caloncho, División Minúscula, hasta ahora. Los mejores presenciales sin duda son la mejor opción, pero mientras volvemos a éstos, Sala Estelar cumple esta necesidad de entretenimiento.
Reseña: José Herrera Montes
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