Muchas han sido las tardes en las que, con el fin de acabar con el aburrimiento, buscamos en Netflix películas o series basadas en crímenes, ya sean reales o de ficción, siendo los asesinos en serie los principales protagonistas de estas ‘obras’.

Desde la comodidad de nuestra casa, podemos llegar a pensar que esas cosas no pasan.

O que ocurren, pero que no pueden sucedernos a nosotros, pues creemos que en México no hay ‘asesinos de esos’.

Pero estamos muy equivocados…

México ha sido la cuna de peligrosos asesinos en serie, como Cristina Soledad Sánchez Esquivel, alías: ‘La matataxistas’.

Durante el mes de mayo del año 2010, en el municipio de García, Nuevo León, se reportó la desaparición de cinco taxistas, todos ellos de complexión delgada.

El 5 de junio de ese mismo año, uno de ellos (que corrió con mejor suerte), traía como pasajera a una mujer de aproximadamente 30 años de edad, quien le pidió que se saliera del camino y tomara una brecha.

El taxista se negó y ella lo atacó con un cuchillo.

Este logró escapar y la mujer huyó en el auto.

La persona que se robó el vehículo y dejó gravemente herido al sujeto, era Cristina Soledad.

A partir de ese momento, comenzaron a salir a la luz sus atroces crímenes.

Dijo que tenía un par de cómplices: Aarón Herrera Pérez, de 27 años, y un menor de tan solo 15 años.

Según las palabras de la propia Cristina, ella no mataba a los taxistas. Solo les hacía la parada y los otros dos se encargaban de ‘picarlos’ y después echarlos en un pozo de agua abandonado de 45 cm de diámetro y 700 metros de profundidad. Casi el equivalente al doble de lo que mide en altura el Empire State de Nueva York.

Las autoridades tardaron en creerle. Por eso familiares de unos de los taxistas desaparecidos, en el afán de buscar por cielo, mar y tierra, dieron con ese pozo y metieron una cámara.

No lograron ver nada, pero la cámara salió del fondo con cabellos humanos y masas corporales.

Fue en ese momento cuando las autoridades contrataron a expertos en extraer cosas desde las profundidades.

Y así encontraron los cuerpos de las víctimas…

A palabras de la propia Cristina, a uno de los hombres lo lanzaron aún con vida, y, para callar los gritos, lanzaron piedras por el pozo.

Se dice que entre las víctimas está Martín Tovar.

Él era taxista y pareja de Cristina Soledad, con quien vivió durante tres meses y desapareció en el mismo lapso de tiempo.

La versión oficial dice que los mataban para luego vender los autos, y que el patrón corporal era para que cupieran por el pozo.

Sin embargo, los exámenes psicológicos revelaron que Cristina Soledad sufrió múltiples abusos sexuales durante su infancia.

Esto pudo provocar que generara un odio sin precedentes hacia el sexo masculino.

Era madre de seis menores: cuatro mujeres y dos varones, de quince la mayor y de cinco el menor al momento de la detención.

Vecinos aseguran que Cristina Soledad era una madre cariñosa y atenta.

Piensan que la involucraron en la comisión de los delitos.

Que tal vez lo hizo por dinero, porque trabajaba como plomero en la obra y no le iba bien, pero no la creen capaz de cometer algo así. 

No creen que Cristina sea uno de los muchos asesinos en serie nacidos en México, aunque hoy pague la mayor de las condenas tras las rejas.

¿Y ustedes qué dicen?

¿La matataxistas es o no una asesina en serie?

Foto: (Procuraduría de Nuevo León)

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Texto: Jaime Garza 
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