Diego de Montemayor

Diego de Montemayor fundó la ciudad que hoy es la capital de un estado con muchas riquezas e historia… mucha sangre, también.

A Monterrey lo distingue la unión de sus ciudadanos en momentos complicados, su exquisita gastronomía, su acelerado crecimiento como ciudad y el gran impacto que han tenido en el sector empresarial e industrial, alimentando a millones de familias en todo México.

Sin embargo, en los últimos años su reputación se ha visto sumamente afectada.

Esto a causa de los múltiples feminicidios que han ocurrido dentro de dicho territorio.

Las autoridades no han podido darle solución a esta problemática, que de a poco se convierte en una amarga normalidad dentro de un estado que a su vez presume modernidad y prosperidad.

Irónicamente, el primer feminicida de Monterrey fue el hombre que fundó dicha ciudad.

Diego de Montemayor dio muerte a Juana Porcallo, quien en vida fuera su tercera esposa.

Los hechos ocurrieron en Saltillo, Coahuila, en el año 1581; quince antes de que Diego de Montemayor fundara la ciudad.

La historia nos cuenta que Diego de Montemayor actuó en completo ‘derecho’, tomando como base las leyes de aquellos tiempos, pues la víctima Juana Porcallo sostuvo una relación con Alberto del Canto, la cual tuvo como consecuencia el nacimiento de una niña.

Luis Carvajal, que en ese momento era Gobernador del Nuevo Reino de León, en lugar de castigar al asesino, ofreció a Alberto del Canto contraer matrimonio con Estefanía: la hija que él había tenido con Juana Porcallo.

Cabe señalar que estamos hablando de apenas una niña.

Los detalles de la muerte de Juana Porcallo siguen siendo un misterio.

La enterraron en Saltillo, Coahuila.

Años después, el Gobernador que prefirió no castigar a su feminicida: Luis Carvajal, fue capturado por la inquisición.

Lo ejecutaron porque supuestamente practicaba el judaísmo.

Diego de Montemayor fundó la ciudad que hoy es la capital de un estado con muchas riquezas e historia… mucha sangre, también. Mares de sangre pertenecientes a mujeres que partieron de este mundo por el simple hecho de ser mujeres.

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Texto: Jaime Garza 
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Crimen y Café

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