La La Land, un tributo al séptimo arte
Es increíble lo que logro Damien Chazelle con una historia de amor, que sin la magia que esta producción creo, hubiera sido una historia muy sencilla. La La Land va mucho más allá de solo el romance que te presenta en pantalla con los protagonistas Emma Stone y Ryan Gosling, actuando a la pareja Mia y Sebastian, que viven en Los Ángeles tratando de alcanzar el éxito.
Desde que la película comienza, presentándote la primera canción—en medio de un tráfico que baila—te da un adelanto de lo que veras el resto de la película. Todo en esta gran filmación está para admirarse, la dirección y sus increíbles secuencias, los magníficos bailes que van de la mano con un excelente soundtrack que creo Justin Hurwitz, la fotografía, la narración, los colores en las escenografías y en aquellos bellos vestuarios a cargo de Mary Zophres con diseños de vestidos que le quedaban perfecto al personaje Mia.
Sin dejar a un lado a Emma y Ryan, que aparte de dar una muy buena actuación y sin ser cantantes ni bailarines, cantan y bailan con naturalidad. En aquella secuencia final sientes la química palpable que estos dos actores comparten, donde te muestran lo que fue y lo que pudo ser y te pone a pensar que valió más la pena: el éxito que obtuvieron o el amor que sentían uno por el otro.
Esta es una película que te hace sentir emociones y te transporta. Te comunica las frustraciones de los protagonistas en sus intentos por conseguir su sueño de triunfar dentro de la industria del espectáculo. Queda claro el propósito del director en rendir tributo a los clásicos musicales de Hollywood con un toque moderno. Sin duda merecedora de los aplausos de los críticos y los Premios Oscar que ganó:
Mejor Director (Damien Chazelle), Mejor Actriz (Emma Stone), Mejor Fotografía (Linus Sandgren), Mejor Canción Original (City Of Stars), Mejor Diseño de Producción (David Wasco y Sandy Reynolds-Wasco) y Mejor Banda Sonora Original (Justin Hurwitz).
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