Escuadrón Suicida

Reseña: Escuadrón Suicida

¿Cómo arreglar una película que salió mal? En Hollywood hay dos opciones:

1. Olvidar la franquicia y hacer un remake décadas después.

2. Hacer un reboot de la misma, pero dejando sólo los elementos que funcionaron.

Y en este caso Warner Bros apostó por la segunda opción.

En el 2016, el Universo extendido de DC cómics vio en su tercera película el primer fracaso importante de la saga con Suicide Squad de David Ayer, en lo que quizá fue uno de los primeros indicios de la catástrofe que ocurriría más adelante en La Liga de la Justicia (2017). La cuestión aquí es que ese paso en falso con el primer Escuadrón se debe al conflicto de intereses que tanto el cineasta como la propia Warner tenían, por un lado la compañía apostaba por una cinta que se asemejara más al tono cómico y familiar de la otra compañía, y en la otra frontera –Bueno creo que sí quieres una historia cómica y para todo público sobre asesinos profesionales, Está claro que David Ayer no es el tipo que se dedica a hacer eso–.

El resultado fue un rompecabezas sin sentido cuya visión era ambigua y de la cual sólo se salvaban un par de personajes Deadshot (Will Smith) y Harley Quinn (Margot Robbie) incluso algunos otros personajes tuvieron que ser redimidos por otras películas con otros directores como el Joker de Joaquín Phoenix o lo propio hecho por Zack Snyder con el Payaso del Crimen.

En está ocasión James Gunn –director de Guardianes de la Galaxia– después de toda la polémica que se suscitó en Disney y que culminó en un escandaloso despido es quien se encarga de volver a reunir al Escuadrón Suicida en esta nueva propuesta cuya primicia argumental figura en la libertad creativa y autoral que Warner le dio al cineasta, libertad que en su momento David Ayer no tuvo.

¿De qué trata la película? La trama es realmente sencilla. La historia gira en torno a un escuadrón de élite de asesinos profesionales con habilidades sobresalientes a quienes se les ha asignado una misión que forzosamente deberán cumplir con la premisa de que si lo hacen se les reducirá 10 años la condena que cada uno tiene de ellos y por la cual su objetivo principal es cumplir satisfactoriamente con la misión en turno o morir en el intento, todo esto desarrollándose en la ciudad ficticia de Corto Maltés.

Y allí es donde radica el giro fresco que la película tiene como valor agregado, la historia es simple y fácil de atrapar, los recursos estéticos que la película tiene adornan de manera adecuada y conveniente cada secuencia que se presenta.

Los personajes principales cuentan con el tiempo y el espacio suficientes para desarrollar su vida interior y denostar sus motivaciones y conflictos internos y externos, el punto a favor es que no se necesitan 5 películas que antecedan para poder conectar con los personajes, cada uno tiene por lo menos un momento de lucidez que favorece a que la trama siga de manera progresiva, por más efímero, subversivo o sin sentido que éste sea.

Las secuencias de acción, así como el tratamiento de la imagen, se alejan de la calidad estándar de cualquier producción de superhéroes de los últimos años.

Uno de los aspectos más sobresalientes dentro de la carrera de James Gunn es el hecho de que cómo narrador es capaz de construir historias con la suficiente coherencia argumentativa para que la trama se sienta orgánica y muy pocas veces fuera de tono, en ese sentido, Escuadrón Suicida entrega lo que se espera de ella: la dosis de entretenimiento adecuados para que en su conjunto sea disfrutable y reconocida como una de las mejores historias dentro del subgénero. La ficción pura y necesaria para justificar las acciones y consecuencias de los personajes. Un humor crudo y vulgar que puede incomodar a aquellos que no disfruten de ese tipo de situaciones cómicas o chistes simples, pero si desde el principio entras en el juego de la película y sabes al tipo de comedia que manejan los personajes puedes sin ningún problema omitir la carencia de originalidad de los momentos que pretender sacarte una sonrisa aún y cuando esa risa sea más por inercia qué por un momento óptimamente bien construido.

Y quizá lo más importante, la película tiene corazón y emotividad que el subgénero pide a gritos desde hace varios años, queda más que claro que las personas involucradas en la cinta se encuentran comprometidas con el proyecto, el alma que Gunn le impregna a la historia es digna de cualquier película de autor o proyecto artístico de calidad, aunque también se puede aseverar que la búsqueda excesiva de estilo y de crear imágenes icónicas por parte del director sacrifican la coherencia y rompen un poco con la  narrativa que se plantea.

La película mantiene en todo momento la esencia de un cómic, respeta el material de origen y construye a los personajes de una manera tan convincente que incluso cualquier deceso produce todo menos una reacción indiferente del espectador.

Mención especial ameritan los desarrollos que tienen los personajes de Bloodsport, Peacemaker y Ratcatcher 2 quienes logran tener la suficiente profundidad y emotividad para convertirse sin ningún problema en los nuevos personajes favoritos de los fans. Y por supuesto Harley Quinn quién a pesar de tener 2 protagónicos anteriores en el cine, aquí adquiere otra dimensión que no hace más que nutrir a un personaje ya de por sí bien construido.

En definitiva, esta película supone un paso adelante en el Universo Cinematográfico de DC cómics, no es historia que cambiará el rumbo de la producciones del subgénero de superhéroes de hecho muchos de los chistes y situaciones son cosas que ya se han presentado, pero si es el giro necesario que tanto la franquicia y el subgénero tan homogenizado requería.

Recuerdo que hace un par de años Martin Scorsese crítico a las actuales películas de superhéroes al decir que se asemejaban más a un «parque de atracciones» que al cine, y también recuerdo que el propio James Gunn salió a reafirmar las palabras del legendario cineasta neoyorkino pero argumentando a favor de su cinta Guardianes de la Galaxia, y en ese momento si había alguien que estaba haciendo las cosas diferentes dentro de toda la homogenización audiovisual que necesita un universo cinematográfico era el propio Gunn, hoy podemos aseverar que tal vez el pequeño error de Scorsese fue el generalizar en sus palabras, la historia de éste subgénero nos ha indicado que en su gran mayoría las piezas más laureadas y con una ejecución sobresaliente son aquellas que tienen a verdaderos autores a cargo de la dirección y de la historia, ejemplos incontestables son el caso de la trilogía de Batman de Christopher Nolan, Logan de James Mangold, los Vengadores de Joss Whedon, Kick-Ass de Matthew Vaughn, El Spider-Man de Sam Raimi, Wonder Woman de Patty Jenkins, la sobresaliente Liga de la justicia de Zack Snyder o la propia Guardianes de la Galaxia de Gunn, entre muchas otras que seguro le faltarán.

Y aunque es cierto que también hay otros tropiezos estrepitosos de películas de superhéroes con autores detrás de ellas, la probabilidad parece ser más favorable a que el resultado sea maravilloso si uno una cineasta con visión autoral se encarga de este tipo de proyectos. En este sentido yo siempre celebraré la libertad creativa para un director, siempre y cuando se justifique con el resultado de la película, y El Escuadrón Suicida de James Gunn es motivo de celebración.

Tal vez Scorsese tenía razón, el género se ha estancado y el parque de diversiones se perpetuará si sigue habiendo demanda, pero dentro de esa homogenización hay revolucionarios, hay gente que hace cosas interesantes y logra picos altos dentro del género y James Gunn con su Escuadrón Suicida es uno de ellos.

¡Brindemos por eso!

Texto: Omar Guajardo

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