Roger Waters en Monterrey

A sus 79 años Roger Waters sabe que no es tiempo de sutilezas. El ex Pink Floyd presentó el “This Is Not a Drill Tour” ante una Arena Monterrey a reventar y no dejó a nadie de los 15,000 asistentes (cifra oficial), indiferente.

Si en algún momento pensaste que Waters iba a dejar de lado su postura sociopolítica en sus conciertos en México estabas equivocado. Incluso antes de que empezará el concierto un anuncio por el sonido de la Arena te lo dejaba claro y hasta te pedía que pusieras tu celular en silencio y sí alguien se sentía ofendido, simplemente te recordaba que eras libre de largarte de ahí.

Waters nunca se ha distinguido por ser complaciente y esos visuales animados de los martillos marchando lentamente de The Wall no solo están ahí para clarificar su argumento, sino para machacar dentro del público el mensaje político de la noche.

Empezaba el concierto con “Comfortably Numb” y el bajo resonaba en toda la Arena Monterrey. La banda de apoyo, clara y ruidosa tocaba debajo de una estructura gigantesca en forma de cruz en donde se proyectaban videos que recordaban los álbumes más queridos de Pink Floyd, pero también hacían referencia a temas mucho más importantes: el derecho al aborto, la transfobia, los crímenes de guerra y la brutalidad policiaca.

Another Brick in the Wall”, en sus partes 2 y 3, sentaba el tono para la cascada de señalamientos que Waters haría durante “The Bravery of Being Out of Range”. Las pantallas enumeraban una ola de atrocidades cometidas por el gobierno de México y Estados Unidos bajo el mando de distintos presidentes. La gente se quedaba mirando la pantalla, y los menos involucrados o consientes de los problemas que aquejan al mundo, se quedaban indiferentes sentados en sus butacas o simplemente aprovechaban para ir por otra cerveza.

Le siguió “The Bar”, una nueva canción en donde Waters se pone frente al piano para después evocar el gran disco de Wish You Were Here de Pink Floyd con “Have a Cigar”, la canción que da nombre al disco y “Shine on You Crazy Diamond”, imágenes de Syd Barrett incluidas para despertar a los fans acérrimos de la banda.

Terminaba la primera mitad del show, y para la segunda parte Roger Waters regresaba, uniformado casi como un militar de un futuro distópico, tocando “In the Flesh” y “Run Like Hell” para continuar con la narrativa de The Wall, para después calmar los nervios con “Deja Vu” y “Is This the Life We Really Want?”.

Hay una gran cantidad de canciones de Pink Floyd que Waters puede elegir para mantener contentos a los fans de la banda, y “Money” es una de ellas. Después de ahí, sonaron cortes menos conocidos, pero igual de potentes como “Brain Damage” y “Eclipse”.

La velada terminaría con “Outside the Wall”, dejando felices hasta al más escéptico y apolítico fan de Pink Floyd, en un concierto que paso de las 2 horas y apretó todos los botones del rock clásico, pero que dejó a más de uno con un mensaje más allá de la simple música.

Aquí la reseña y fotogalería del gran concierto del 2018 en la Arena Monterrey

Fotografías: Alberto Mandujano
Texto: Víctor Moreno

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