Tacos, cigarros y un poco de nostalgia

Tacos, cigarros y un poco de nostalgia

En las más estruendosas y salvajes esquinas de la ciudad, nacen lugares mágicos, milagros gastronómicos que rompen las reglas del mantel blanco y encuentran fórmulas extrañas y deliciosas para colarse en la cultura local.

Por ahí me habían contado de los famosos «tacos de cigarrera», su nombre original: Tacos Doña Mary, la gritona, un nombre muy adecuado para el lugar donde se encuentran, nada más y nada menos que la famosa calzada Madero, esquina con Capitán Aguilar, justo a unas calles de la mítica cigarrera que todos los regios conocemos.

Tacos, cigarros y un poco de nostalgia

Para no quedarme con la opinión ajena, tomé el metro, bajé en la estación Edison y caminé un par de calles, calles donde las historias simultáneas se venden al por mayor (el compa que trae prisa para llegar a la Uni, el hermano en situación de calle que te pide una moneda o la señora de fuerza sobrenatural que carga un par de bolsas del mandado que ni Stallone en Rocky cargaría).

Llegué a un puesto típico de tacos mañaneros que estaba a reventar, hay una regla no escrita que dice algo así: “si están llenos, van a cumplir”.

Tacos, cigarros y un poco de nostalgia

Como el regio hecho y derecho que soy, tuve que pedir 5 tacos (¿Por qué las órdenes siempre vienen de a 5?) 2 de chicharrón en salsa verde, 2 de barbacoa y uno de asado. Los pedí en «arete», como Dios manda, los sirvieron casi de inmediato, el taquero andaba en friega, pero encontró un tentáculo extra para despacharme.

Tacos, cigarros y un poco de nostalgia

Tomé lugar con vista a una pared blanca de la empresa Bricos que cubría el horizonte y echándome mis tacos parados de las 7am para agarrar vitamina T, me sentí en el papel de un trabajador de cigarrera en los 40’s que taqueaba apresurado camino a laburar, pensé en la idea que solemos tener sobre las fábricas como espacios «sin alma», siempre al servicio de la producción en masa y cómo los oriundos de Monterrey nos tapamos los oídos ante las esquinas de nuestra ciudad gritando cosas increíbles.

Tacos, cigarros y un poco de nostalgia

Las avenidas del centro tuvieron un crecimiento importante en la década de los 30’s por el nacimiento de nuevas empresas que dieron una identidad obrera. Aunque parezca imposible para nuestra generación, estas vías fueron de alta trascendencia cultural en sus tiempos, el cine Reforma estaba plagado de familias ansiosas por ver la película más reciente y el hotel Génova hospedó grandes mentes dispuestas a dejar su intelecto y corazón en Monterrey.

Tacos, cigarros y un poco de nostalgia

Con el apogeo económico y la necesidad de llenar las panzas de los trabajadores que construyeron la ZMM, nacieron estos establecimientos que al poco tiempo se ganaron la panza de los locales, es tanta su relevancia actual que son parte del inconsciente colectivo, lo cual es increíble y un auténtico vuela cabezas.

Es mágico y metafísico pensar que, por unos brevísimos 20 minutos, rompemos la barrera espacio y tiempo a través de un taco de chicharrón para estar conectados con el pasado, estrechamos la mano de un hermano regio que hace 70 años veía a lo lejos los cines de Madero antes de irse a jalar a las fábricas que dieron vida a nuestra caótica ciudad. En cuanto a los tacos, un 10 de 10 aunque terminan siendo anecdóticos ante el peso cultural, los invito a que visiten esta esquina llena de vida para chingarse unos tacos y vivir una experiencia regia de antaño en nuestras maravillosas calles centreras que nos gritan cultura todos los días.

Más cultura aquí en Crónicas y Relatos Regios

Texto: Esteban Langarica


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