La importancia de la salud emocional

Hemos crecido bajo la equivocada creencia de que estar bien es un lujo. Que de lunes a viernes (cuando menos), corresponde sufrir ocho horas, y después, si nos queda tiempo, cenar y descansar como Dios manda, para el lunes volver a las andadas.

Esto nos lo inculcan desde chicos. 

Nos adiestran de tal forma, que relacionamos a los maestros con los soldados y no con los sabios; vemos la escuela como un ensayo de la prisión y no como un centro de aprendizaje.

Y de esto valdría la pena escribir en otro momento…

Al receso le damos poca importancia. Nos concentramos tanto en la enseñanza, que nos olvidamos de que esto es un proceso más que una disciplina rígida, y que, para que funcione de manera correcta, es necesario que los chicos estén bien. 

O que estén lo mejor posible.

Y volvemos al tema de que hemos crecido bajo la equivocada creencia de que estar bien es un lujo.

En algunos lugares del mundo, hace ya varios años, se dieron cuenta de que sus empleados rendían más cuando adquirían cierto nivel de estabilidad emocional.

Como consecuencia de ello, redujeron la jornada laboral e impulsaron la convivencia familiar. 

Ponderaron el: ¿cómo estás?, y el resultado fue notoriamente favorable para las empresas.

Y algo parecido ocurrió con el sistema educativo.

Le dieron más voz a los niños, y ahora deciden qué quieren aprender, cuándo y de qué manera. Regulado todo por un programa que les garantiza a los padres el aprendizaje de aspectos básicos para sus hijos, con el objetivo de que puedan desenvolverse de manera correcta dentro de la sociedad.

Esto fortalece el liderazgo en los menores y los hace sentir parte de un mundo gobernado por adultos.

En México, sin embargo, estamos a años luz de esto.

Las escuelas siguen siendo vistas como el epicentro del aburrimiento; trabajamos más para no morir de hambre que para desarrollarnos como personas. 

Y lo peor de todo es que estamos tan acostumbrados a este sistema, que nosotros en lo individual condicionamos nuestra salud física y mental bajo dichos paradigmas.

Creemos que tener un cuerpo sano es un lujo; que ir a terapia es innecesario. Cuando lo cierto es que deberíamos pesar lo correspondiente a nuestra estatura, ir al médico más por prevención que por solución y cuidar de nuestra mente y nuestros sentimientos como cuidamos de nuestros empleos.

Estar bien no es un lujo. 

Se vale ser feliz; disfrutar más y sufrir menos.

Cuando todo está dicho, decir más, está de más.

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Texto: Jaime Garza 
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