Muerte y vida en Tacos
Bien se dice que la comida de funeral nos ayuda a recordar que estamos vivos, una experiencia tan primitiva o sofisticada según la interpretación de la persona que saborea un bocado de su platillo favorito nos mantiene conectados con el momento.
Ponte a pensar que como en la meditación que usa la respiración como tu vinculó al presente, no se puede sentir un mordisco pasado ni futuro, solo eres tú con el presente que saboreas en este espacio temporal.
Con esta idea en mente me di el tiempo de ir a uno de los establecimientos de tacos más famosos de Monterrey me atrevería a decir, ‘los tacos de muerto‘ ubicados a escasos metros del panteón de Dolores (mal nombre para un lugar de descanso eterno, un nombre que suena muy poco llamativo para quien lo escucha por primera vez, aunque para un oriundo de la ciudad es sinónimo de una grata experiencia culinaria.
Pedí 2 de picadillo, 2 de chicharrón y uno de barbacoa para tomar mi lugar en este establecimiento muy clásico en su arquitectura de cualquier taquería con el pequeño detalle de ver a los altos muros de uno de los panteones más grandes de nuestra urbe.
De forma casi irónica veía las tumbas de vidas que ya no existen de nuestros hermanos regiomontanos, una persona que hace 80 años probaba la comida de su madre para ir a estudiar con el espíritu de una vida por delante, hoy de su cuerpo no queda nada, todo se hizo uno con el universo para dar paso al ciclo hasta ahora interminable de la vida, podrá ser increíble si lo ves de una forma taoísta, pero muy desolador si eres ateo.
Sin dudar sus almas inmortales prevalecen en la esencia que dejaron en los segundos que pasaron viviendo la experiencia humana, ¿Pero es eso suficiente? Con la muerte de Dios de Nietzsche a nuestra generación nos dejaron más dudas que respuestas respecto a la muerte y lo que es nuestra esencia.
Un determinista duro nos diría ‘todo está escrito y solo estamos alimentando esta maquinaria que es la existencia del universo’ o la famosa frase de Einstein ‘Dios no juega a los dados’ refiriéndose a que el universo no tiene azar y lo que es pensamos que es solo es un sistema no estudiado de forma completa, pero con los recientes descubrimientos en el universo cuántico nos damos cuenta que efectivamente Born estaba en lo correcto al enfrentarlo y decir ‘Dios sí juega a los dado’, esto me da aliento al pensar que tal vez la vida en su complejidad y rareza es un momento al azar en esta malla tan interconectada en la que vivimos, que lo que siento, lo que amo, la mordida que le estoy dando a mi taco de chicharrón con salsa verde (increíble por cierto) es trascendental, incluso milagrosa si vemos que probablemente seamos los únicos seres vivos con la capacidad de leer estas palabras o entender lo maravilloso que es un taco.
Dándole un trago a mi coca por un momento me sentí acompañado de las almas inmortales que habitan el panteón, que físicamente están ahí, pero probablemente gracias a uno de ellos estoy en ese lugar gracias a las calles que construyó o tal vez hay un maestro de mis maestros que le dieron sentido a mi vida, a mi existencia con todo lo que me han enseñado, que me dieron herramientas para poder vivir amándolo todo y por eso si existe un lugar para nuestras almas espero poderme echar unos tacos de muerto con toda la gente que ha puesto su única vida para ser parte de la mía.
Los tacos en sabor son increíbles, los suelen dorar para darle un sabor muy particular que no se suele encontrar en nuestra gastronomía seguido, pero, esa es mi opinión y todas son sesgadas por nuestras experiencias, así que, los invito a que creen su propio criterio culinario y se chinguen unos tacos de muerto en compañía de nuestros antepasados regios.
Texto: Esteban Langarica
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