Alejandro Sanz volvió a Monterrey, y lo hizo con el corazón en la mano.
El español más latino de todos abrió la primera de tres noches sold out en la Arena Monterrey, confirmando que su historia con la ciudad sigue tan viva como sus canciones. Fueron más de 9,500 voces que se unieron en un coro que atravesó décadas de música, desde los clásicos que lo encumbraron en los 90’s hasta sorpresas inesperadas, como el arranque con un guiño nü metal para “Aquello que me diste”. Su banda, formada por músicos de distintas latitudes, se encargó de darle nuevos matices a cada tema, logrando que cada acorde sonara fresco y contundente.

La emoción se desbordó con “Y, si fuera ella”, que en su versión acústica y flamenca se transformó en un momento de comunión pura: miles de gargantas latiendo al mismo tiempo. La fiesta llegó después con la cadencia latina de “Te lo agradezco, pero no”, mientras un despliegue de luces, humo y colores convertía la Arena en una celebración colectiva.

Pero el instante más íntimo llegó al final. “Con esta canción llegamos al fin de una noche increíble, y deben saber que la compuse aquí”, confesó Sanz antes de regalar una versión electrónica de “Corazón partío”.

Con DJ en escena y la energía desbordada, la ciudad le devolvió lo que él siempre ha dicho sentir: amor. El 20 de septiembre quedará en la memoria como una de esas noches mágicas en que Monterrey y Alejandro Sanz se eligieron una vez más.

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