La noche del 2 de noviembre, la Arena Monterrey se transformó en un escenario cinematográfico donde Rauw Alejandro ofreció una experiencia que superó toda expectativa.
Este no fue un concierto convencional: es una fusión entre musical teatral, show urbano y performance visual de gran formato, donde cada detalle construye un universo propio.
El montaje está dividido en cuatro actos que siguen una narrativa dramática: presentación, conflicto, desenlace y redención. En el centro de la historia está el propio Rauw, quien interpreta a su alter ego Raúl, envuelto en una trama de pasión, engaño y reconciliación junto a una misteriosa mujer llamada María o Sofía (referencia de su canción desenfocao). Cada acto evoluciona con canciones, coreografías y transiciones escénicas que transforman completamente la atmósfera del recinto.

Desde el inicio, el artista encendió la energía con “Punto 40” y “IL Capo”, marcando el tono de la noche. Después, llegaron temas como “Panties y Brasieres”, “Déjame Entrar” y “Mil Mujeres”, con los que dejó claro que el espectáculo no solo se trata de cantar, sino de contar una historia a través de la música y la puesta en escena.
El primer acto recreó la estética de un club clandestino y de los callejones de Nueva York en los años 60, con una banda en vivo que acompañó cada transición. En este entorno cobraron nueva vida canciones como “Tattoo / Fantasías”, “El Efecto” y “Desesperados”, que funcionaron no solo como hits, sino como escenas dentro de una narrativa visualmente deslumbrante.
La segunda parte del espectáculo bajó la intensidad para dar paso a momentos más íntimos y emocionales, con temas como “Todo de Ti”, “Carita Linda”, “Amar de Nuevo” y “2/Catorce”, que conectaron profundamente con el público. Luego, el ritmo volvió a subir con “DILUVIO”, “Khé?”, “Pensándote”, y una recta final explosiva con “Cosa Nuestra”, “Espresso Martini”, “Qué Pasaría…” y “2:12 AM”, cerrando con un estallido de luces, baile y emoción.

“Cosa Nuestra” es mucho más que un repaso de éxitos: es una obra escénica con alma de concierto urbano.Todo está cuidadosamente diseñado para que el público no sea un espectador pasivo, sino parte del glamour retro y de la historia que Rauw construye sobre el escenario.
Con una producción impecable, coreografías sincronizadas, una banda poderosa y un diseño visual cinematográfico, Rauw Alejandro consolidó una noche que Monterrey difícilmente olvidará.
Y si te lo perdiste, todavía estás a tiempo de vivirlo ya cerrará su tour en Monterrey con dos fechas imperdibles el 18 y 19 de noviembre en la Arena Monterrey. Un espectáculo que no solo se escucha: se siente, se vive y se recuerda.















































