Cuentan las calles de Rosario y la provincia de Santa Fe Argentina, que existió un jugador mejor que Maradona, si, su nombre Tomas Felipe Carlovich, mejor conocido como: “El Trinche”

Talento, lujos y malabares que se combinaban en el juego de ese volante central de Central Córdoba de pelo largo y barba, dueño de una zurda indescifrable y disparadora de fantasías.

Cuando empiecen a leer esta historia los aficionados que no conozcan al siguiente protagonista, pueden llegar a pensar en que estamos todos locos, más si cabe después de repasar su trayectoria.

Si apoyamos esto en que no existe ningún video de ninguna jugada de él y que no jugó en ningún equipo grande del fútbol mundial, afirmamos con razón que estamos hablando de una auténtica leyenda urbana.

Esta es la historia de un futbolista que pudo ser y no fue, porque para él, jugar al fútbol siempre fue un placer, nunca una obligación.

Carlovich nació el 20 de abril de 1949, en Rosario. Era hijo de inmigrantes y se forjó una carrera bastante modesta; Jugó en Rosario Central, Central Cordoba donde se hizo una leyenda que aun pervive, Colón de Santa Fe, Independiente Rivadavia y Deportivo Maipú. No fue internacional. Si siguen leyendo entenderán porque.

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A simple vista, se podría decir que con semejante historial, ¿cómo podríamos decir que “El Trinche” fue mejor que Maradona? Pero Carlovich tenía magia. Fue uno de esos jugadores que forjaron una leyenda que pasó de boca a boca hasta llegar al mito.

Decían de él que poseía un dominio espectacular del balón, que era capaz de hacer cosas increíbles. Jugaba de “5” clásico y manejaba desde el centro del campo al equipo con una precisión de absoluto maestro. Especialista en caños, se le conoce una jugada que llamó el “caño de ida y vuelta”.

La jugada consiste en hacer un caño al rival, dar la vuelta y volver a hacerle otro. Cuenta la extensa leyenda que esto ocurrió porque un hincha se lo pidió desde la grada y este accedió.

Eso sí, entrenarse fuerte no lo atraía demasiado, ni era afecto al sacrificio; le bastaba con la calidad irradiada por su pie izquierdo. Así sentía el fútbol y así transmitía fascinación.

Algo tenía que tener Carlovich cuando los estadios se llenaban solo para verle jugar. Incluso los rivales, pedían que jugara en sus estadios porque su presencia era garantía de lleno. Era un ídolo del pueblo.

Hasta Diego Maradona, al ser contratado por Newell’s en 1993, declaró: «Desde que llegué a Rosario no paro de escuchar maravillas de un tal Carlovich. Todos me cuentan que la dejaba chiquitita»

José Pekerman no dudó en elegir a Carlovich como: “el futbolista más maravilloso que vi”.

Cesar Luis Menotti dijo de él que: “Carlovich fue uno de esos pibes de barrio que, desde que nacen, tiene como único juguete la pelota. Era impresionante verlo”.

¿Pero porqué Carlovich nunca llegó a nada?, la respuesta es simple. Carlovich era un tipo peculiar, le gustaba mucho jugar al fútbol pero muy poco el sacrificio. Era tan gran jugador como bohemio, como los grandes genios.

Cuentan que Menotti era un ferviente seguidor suyo y lo convocó para una pre-selección para el Mundial de 1978, sin embargo el Trinche decidió que era mejor irse a pescar. Menotti lo descartó por su nulo compromiso.

Carlos Griguol dijo de él: “es un fenómeno de jugador, pero no le gusta el sacrificio, por eso no triunfó. Jugaba conmigo en Central y prefería irse de caza o de pesca. ¡Qué lástima!”. Tenía condiciones técnicas únicas. Al marcarlo, el tipo desaparecía por cualquier lado y con él desaparecía el balón”. Pudo ir a jugar a Francia y al Cosmos de Nueva York, pero la leyenda agigantada de este mito callejero cuenta que Pelé, no quería otro que le chafara el terreno.

Otra de sus anécdotas cuenta que en 1974 la Selección Argentina se preparaba para el Mundial de Alemania y en un amistoso, en cancha de Newell’s, enfrentó a un combinado rosarino formado por cinco futbolistas de Rosario Central, cinco de Newell’s y Carlovich como único representante del modesto Central Córdoba. Durante el primer tiempo, con victoria parcial 3 a 0 de los locales, Carlovich desarrolló a pleno su fútbol mágico y los seleccionados no encontraban forma de frenar tanto atrevimiento. Tanto que el técnico de Argentina, Vladislao Cap, les pidió a sus colegas a cargo del conjunto rival, Carlos Griguol y Juan Carlos Montes, que lo remplazaran en el segundo tiempo para bajarle intensidad al baile.

Unos días después de ese amistoso, en las páginas de Clarín se publicó un artículo titulado: «Carlovich. El que la rompió contra la Selección», y arrancó la nota así: «¿Quien es Carlovich? Si hace una semana le hubiéramos hecho esa pregunta a cualquier aficionado del fútbol, la mayoría hubiera tardado mucho en responder. Pero la selección fue a jugar con el combinado rosarino y todo el periodismo habló del No.5, principal intérprete de la orquesta que bailó al representativo nacional. La rompió. Toque, túnel, gambeta. Es un súper habilidoso. De esos que llevan la pelota atada y parece imposible que se la quiten».

El “Trinche” Carlovich, una leyenda de la calle, un mito urbano, un fenómeno sin dudarlo.

Para conocer más sobre su historia, chequen este reportaje de Informe Robinson.


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