La crisis de los Vaqueros amenaza con llevarlos a la irrelevancia
Los Vaqueros de Dallas son indiscutiblemente uno de los equipos más populares de la NFL, y esa fama está respaldada por resultados. Dallas tiene en su currículo cinco anillos de Super Bowl, la segunda mayor cantidad de cualquier equipo, únicamente detrás de los Steelers. Tienen la mayor cantidad de victorias en la era moderna, con un porcentaje de partidos ganados de .576, y tienen 15 miembros de su organización en el Salón de la Fama de la NFL. Evidentemente, a cualquier aficionado le gustaría decir que su equipo tiene un historial como este, y sin embargo, pareciera que no hay peor momento para ser fanático de los Vaqueros.
El equipo de la estrella solitaria está en un punto de quiebre, tratando de mantener relevancia en una liga constantemente más jóven y más competitiva. La batalla por la división este de la NFC parece haber dejado atrás a los Vaqueros, teniendo como principal favorito a los Eagles, mientras que Washington y los Giants se reforzaron mediante la agencia libre y el draft. Mientras que sus rivales obtuvieron más armas para contender por el campeonato divisional, Dallas sufrió la pérdida de Jason Witten, el líder histórico de la franquicia en recepciones, además de que cortaron a Dez Bryant por problemas de conducta, provocando una disputa entre el jugador y el equipo que dejó a ambas partes con un amargo sabor de boca. Por su parte, Bryant sigue sin conseguir trabajo en la liga, mientras que el mejor reemplazo que Dallas pudo conseguir fue Allen Hurns, un jugador con una producción total mucho más baja que la de Bryant, teniendo 686 yardas y 12 anotaciones menos que él desde su debut.
Por más que el panorama para los Vaqueros no sea positivo, su debacle no comenzó este año. En el 2016, Dallas seleccionó a Ezekiel Elliott y a Dak Prescott en el draft, quienes formarían un dúo que, potenciado por una de las mejores líneas ofensivas de la liga, terminó con una temporada de novato histórica para ambos, siendo Prescott el ganador al premio de novato ofensivo del año, mientras que Elliott lideró la liga en yardas terrestres. El año pasado Prescott sufrió para mantener su nivel, pero incluso con la ausencia de Elliott en seis juegos por suspensión, el equipo terminó con la segunda mejor ofensiva terrestre, además de la número catorce en puntos. Aunque esta parezca la descripción de un equipo con material de contendiente, este es difícilmente el estado de Dallas, pues terminaron con un récord de 9-7, fallando en clasificar a la postemporada por sexta vez en la presente década. Las únicas dos veces que lograron llegar a esta instancia, perdieron en la ronda divisional, y tienen sin aparecer en el campeonato de conferencia desde 1995, el año de su último campeonato.
Los destellos de un resurgimiento que Dallas tuvo en el 2016 se dieron en gran parte gracias a su línea ofensiva, compuesta por una serie de altas selecciones del draft y mantenida en base a una alta inversión. Sin embargo, este grupo sufrirá de una baja considerable, pues el centro Travis Frederick estará fuera por tiempo indefinido debido a una enfermedad que afecta su sistema inmunológico y nervioso. El equipo ya demostró que no tiene mucha profundidad en la banca, pues cuando Zach Martin y Tyron Smith se han perdido tiempo por lesión, la calidad de la ofensiva ha disminuido considerablemente. Para que el equipo sueñe con contender este año, será esencial que logren disminuir el impacto de la ausencia de Frederick, lo cual será difícil de hacer, teniendo en cuenta que ha sido seleccionado al Pro Bowl cuatro veces en su carrera, mientras que su reemplazo, Joe Looney, fue drafteado en el 2012 y únicamente ha empezado un juego en su carrera, el cual fue apenas la semana pasada.
En parte, los problemas de los Vaqueros podrían ser atribuidos a su mal manejo de entrenadores. En primer lugar, desde la llegada de Jason Garrett al equipo en el 2010, tiene únicamente tres temporadas completas con récord ganador (únicamente estuvo al mando 8 juegos su primer año), con otras tres de 8-8 y una perdedora. El equipo tampoco ha podido solidificar a sus asistentes, pues desde el 2010 han tenido tres coordinadores ofensivos y defensivos diferentes, fallando en encontrar un estilo de juego representativo como para competir en el presente y a futuro. Como ya fue mencionado, desde que Garrett fue nombrado entrenador en jefe, han llegado a la post-temporada solamente en dos ocasiones, perdiendo ambas veces contra Green Bay de forma dolorosa, aumentando la presión que el cuerpo de entrenadores sufrirá esta temporada. Si bien Garrett nunca se ha visto en amenaza de ser despedido, es difícil imaginar que el equipo le seguirá teniendo mucha paciencia, pues la falta de resultados alejan la imagen de los Vaqueros de ser uno de los equipos con mayor hegemonía de la historia y la acercan a la de una franquicia mediocre, incapaz de competir por el título.
Una constante durante esta década de fracasos para Dallas ha sido la falta de una defensiva estelar. Desde el 2010, han terminado entre las mejores 5 defensivas aéreas solamente en una ocasión, terminando entre las peores 10 cuatro veces. En cuanto a la corrida, los últimos dos años han mostrado una mejoría, pues en el 2016 permitieron la menor cantidad de yardas terrestres de la liga y aunque hubo una ligera regresión, la campaña pasada, esta unidad fue uno de sus puntos más rescatables. El problema es que no han podido mantener dominancia de manera constante, lo que dificulta que el equipo se posicione entre la élite de la liga.
Dallas ha intentado invertir mediante el draft para revertir estos problemas, pues en el 2016 seis de sus ocho selecciones en el draft fueron defensivos, y este año seleccionaron a Leighton Vander Esch, linebacker de la universidad de Boise State, quien tiene un perfil prometedor contra la corrida y el pase, pero el equipo no planea usarlo de titular esta temporada, así que su impacto sobre la defensiva está por definirse.
Para lograr generar un cambio en los resultados decepcionantes a los que los aficionados de Dallas se han tenido que acostumbrar, es indispensable que el equipo logre mantener una defensiva de calidad, y arreglar las deficiencias que tiene su juego aéreo. No es necesario que el equipo termine con un récord perdedor para cuestionar la continuidad de Garrett en su puesto, pues la franquicia famosa por ser una de las más exitosas de la NFL prácticamente no tiene logros en esta década, por lo que un año más sin pasar a postemporada podría oficializar la necesidad de tener un proceso de reconstrucción, pues se encuentran en una división al alza y perder su relevancia en la liga es un precio demasiado alto por pagar para un equipo con la base de aficionados y la historia de los Vaqueros de Dallas.
Texto: Diego Martínez
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