Blink-182 / Foto: Fer Noriega

Con un repertorio sin demasiadas luces, Blink-182 era uno de los actos más esperados en esta edición del Tecate Pa’l Norte.

Tras la cancelación del año pasado, el trío llegaba obligado a saldar la deuda pendiente con sus fans, una que quedó a medias. El famoso trío californiano ofreció un pop punk de alcance limitado y con un nutrido catálogo de chistes de doble sentido.

Blink-182 / Foto: Fer Noriega

En un diálogo que tienen ya hecho rutina durante sus shows, el bajista/cantante Mark Hoppus y el guitarrista Tom DeLonge se lanzan bromas entre ellos sobre tener sexo con la madre de otros, imitan el sonido de pedos y se lanzan chistes sexuales. Como si recién estuvieran despertando a la pubertad. Estamos hablando de gente de 50 que se viste con gorra y bermudas como si tuviera 15.

Blink-182 / Foto: Fer Noriega

El pop punk de Blink-182 carece de furia, de rebelión e instinto, algo que caracterizo a fundamentales del genero como The Clash, The Sex Pistols o incluso a Bad Religion, otra de las bandas que se presentaba en el festival.

Blink-182 / Foto: Fer Noriega

Como si en ellos el tiempo no avanzará y refugiándose en una actitud infantil, Blink-182 dejó una sensación agridulce. Por un lado, tocaron muchas canciones de su último disco, que nadie coreo ni festejó, y por otro, los breves momentos de efervescencia y alto poder, fueron los que provocaron sus éxitos a las personas que crecieron con ellos (“Miss You”, What’s My Age Again?”, “First Date”, “All the Small Things”).

Blink-182 / Foto: Fer Noriega

Eso sí, Travis Barker es lo mejor de la banda, es un extraño caso de virtuoso de la batería tocando en un grupo de pop-punk.

El show de Blink-182 fue lo que tenía que ser, un recital con mucha emoción, sin prejuicios ni misterios, su único fin es hacer que su público se sienta como un eterno adolescente.

Checa aquí todo lo referente al Tecate Pa’l Norte 2024

Comentarios

comentarios