A pesar del pronóstico de lluvia y la abrupta cancelación de la presentación inicial de Pitbull, Shakira volvió a encender Monterrey una vez más con Las Mujeres Ya No Lloran World Tour en el Parque Fundidora este 23 de agosto donde más de 37,000 personas corearon cada canción, desde “Hips Don’t Lie” hasta “BZRP Music Sessions #53”, en una noche que vibró de principio a fin.
Con una pantalla gigante, un montaje titánico y un show visual impresionante, la producción logró recrear la atmósfera en Parque Fundidora, adaptándose a un espacio distinto tras haber presentado anteriormente en el Estadio BBVA. Shakira sorprendió con entre 8 y 10 cambios de vestuario, cada uno reflejando una faceta de su trayectoria artística a lo largo de 30 exitosos años.
En un inicio el gran atractivo de esta presentación en comparación a la de inicios de este año era la inclusión de Pitbull como abridor, sin embargo su participación fue cancelada unas horas antes del espectáculo por los típicos ‘problemas de logística’, pero esto no detuvo a nuestra loba de darlo todo en un show lleno de emoción y corazón.
El setlist incluyó un equilibrio entre éxitos consagrados (“La Tortura”, “Whenever, Wherever”, “Waka Waka”) y temas recientes como “BZRP Music Sessions #53”. Incluso interpretó canciones en inglés como “Don’t Bother” y “Poem to a Horse”. El público vivió también un momento único, ya que la colombiana trajo consigo a un grupo de mariachis para acompañarla en canciones como “Bruta, ciega, sordomuda” y “El Jefe” dándole a sus fans el toque mexicano que tanto disfrutan los regios.
El éxito en Monterrey fue parte de una gira histórica en México. Shakira rompió récords de asistencia: en total, sus conciertos en México reunieron a más de 645,000 espectadores y generaron un fuerte impacto económico y turístico. El concierto de Shakira en Monterrey fue una mezcla perfecta de espectáculo visual, versatilidad artística y emotiva conexión con su público, reafirmando el cariño mutuo entre “La Loba” y su manada mexicana.
La energía, los impactos visuales y las emociones genuinas hicieron de esa noche algo que quedará grabado en el corazón de Monterrey.
