Existen personas en este mundo que tienen de hobby el coleccionar ciertos artículos que les apasiona, por ejemplo algunos coleccionan relojes, monedas, estampas y libros. Se puede decir que son considerados “normales” entre la sociedad, mientras que hay otros que coleccionamos artículos de futbol, principalmente sus camisetas.
Mi primera camiseta fue la de la Pandilla del Monterrey, con ella iba a todos lados, desde el parque hasta a las fiestas. No conforme con la pasión por el futbol a nivel local, busque, junto a mi papá un lugar donde pueda encontrar ropa de los clubes más grandes del mundo. La tienda BariSport (1er tienda en Mty que ofrecía ropa y artículos de futbol europeo) fue el lugar donde compre la elegante y gloriosa camiseta a rayas verticales azul y negra del Inter de Milán de la época de Jürgen Klinsmann, Andreas Brehme y Lothar Matthaüs para posteriormente adquirir la siempre elegante camiseta Italiana del Mundial de 1990 de Salvatore “Toto” Schillaci, Franco Baresi, Paolo Maldini y Carlo Ancelotti. A partir de allí fue cuando decidí crear una colección de camisetas oficiales, misma que hoy alcanza más de doscientas. Tanto valor sentimental tienen estas camisetas para mí (unas de ellas firmadas y otras no) que el cuidado que les doy pudiera ser comparado con el que se le da a un hijo (Dicen algunas personas).
Unos nos juzgan que somos víctimas de la mercadotecnia, mientras otros nos consideran dementes y otros, unos pocos, románticos del deporte. Sin embargo, pocos podemos decir que este gusto por coleccionar camisas nos hace recordar experiencias vividas con seres queridos o momentos que jamás olvidaremos. El usar una camiseta de fútbol nos transporta al triunfo agónico de tu equipo favorito, del lejano viaje que realizaste con el cuándo hiciste nuevas amistades, de aquel partido sufrido del mundial de fútbol que viste por la TV o inclusive de la celebración del gol de último minuto de tu equipo en la Champions League.
La globalización nos ha permitido que la camiseta de tu equipo favorito la encuentres en el centro comercial más cercano de tu casa sin la necesidad de viajar a otro país por ella.
Cada camiseta que uses seguirá teniendo su historia y su valor sentimental, mismo que será transmitida con la misma alegría a tus hijos y demás seres queridos. Las usaran para jugar futbol o para ver un partido en el estadio o en la TV, pero a final de cuentas, esa camiseta seguirá guardando las mejores experiencias y recuerdos de tu deporte favorito en compañía de los tuyos.
