Luis Alfredo Garavito, mejor conocido como: ‘La bestia’, nació en Génova, Quindío, Colombia, un 25 de enero de 1957. Fue un pederasta, asesino en serie de niños y agresor sexual.

Según los informes de la Fiscalía General de la Nación, Garavito asesinó a más de ciento setenta menores de edad.

Quienes estuvieron cerca del caso, aseguran que incluso pudieron ser más las víctimas, pues en diversas confesiones realizadas por el propio Luis Alfredo Garavito, admitió haber acabado con la vida de otras veintiocho personas (veintitrés niños y cinco adultos), lo cual da como resultado el asesinato de más de doscientos seres humanos.

Si bien la mayor parte de sus crímenes fueron perpetrados en Colombia, Luis Alfredo admitió también haber matado a niños y a adultos en Ecuador y Venezuela, lo cual lo ha consagrado como el segundo peor asesino en serie de todos los tiempos.

A inicios del segundo milenio, Garavito fue sentenciado a mil ochocientos cincuenta y tres años de cárcel, siendo esta la condena más alta que se tenga registrada en su natal Colombia.

Su modus operandi era bastante mórbido.

El propio Luis Alfredo dijo que antes de llevar a cabo los asesinatos se bebía de un solo sorbo media botella de brandy o aguardiente, luego llevaba a sus víctimas a lugares previamente establecidos y ahí, en una suerte de ritual, los hería de muerte con un cuchillo, culminando el acto con una cortada en el vientre o en el pecho de los menores para que estos se desangraran.

Y de vez en cuando los degollaba.

‘La bestia’ relatando la secuencia de uno de sus cientos de crímenes:

«Voy al hotel a las nueve de la noche; empiezo a sentir esa fuerza extraña que me domina, saco el cuchillo, consigo unas cabuyas, llevo licor y me dispongo a andar por las diferentes calles aledañas a la galería. Había un niño llamado Julián Pinto cerca, él estudiaba en el SENA donde había ido a vender ambientadores el año pasado.

Estaba vendiendo tintos, le hablo, lo convenzo para que me acompañe. Deja su termo y se va conmigo. Lo introduzco al cañaduzal, lo amarro, lo acaricio y después lo violo. Julián Pinto grita, lo acaricio, él sigue gritando y posteriormente lo mato. Me acuerdo tanto de este niño por una situación: en ese sitio hay una cruz, regreso para el pueblo y de un momento a otro siento una voz que me dice: «eres un miserable, no vales nada».

Regresé y miré lo que había hecho. En ese momento me arrodillé, me arrepentí, y enterré el cuchillo.

Practiqué ritos satánicos con los menores que asesiné, lo hice a mi manera, pero no quiero explicar cómo lo hice; yo hice pacto con el diablo«.

Respecto a su estado clínico, estudios realizados por la Universidad Pontificia Bolivariana indican que el homicida posee un trastorno antisocial de la personalidad (TPA). 

Cerramos la pieza enumerando los principales síntomas y síndromes que probablemente llevaron a Garavito a convertirse en uno de los seres más sanguinarios y crueles de la historia:

  • Ausencia de empatía en las relaciones interpersonales.
  • Autoestima distorsionada.
  • Búsqueda de sensaciones.
  • Cognición de «deshumanización de la víctima».
  • Desconsideración o distorsión de las consecuencias.
  • Trastorno de identidad disociativo.
  • Egocentrismo.
  • Narcisismo.
  • Impulsividad.
  • Locus de control externo.
  • Manipulación ajena.
  • Motivación de la autojustificación.
  • Pedofilia.
  • Necrofilia.
  • Sadismo.
  • Megalomanía.
  • Psicopatía.
  • Sociopatía.

También te puede interesar:

Texto: Jaime Garza 
Follow
JaimeGarzaAutor

LA PLUMA DE JAIME GARZA

Comentarios

comentarios