Difícilmente volvamos a ver a un político con la carisma que tenía Luis Donaldo Colosio Murrieta; fallecido el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas (Tijuana), a manos de un asesino solitario.
El candidato propuesto por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para ganar las elecciones presidenciales del año 1994, conquistó a propios y a extraños.
Ricos y pobres; grandes y chicos. Todos conocían a ese hombre cuya tragedia evitó que llegara a los pinos
Su mensaje llegó a aquellos que se ponían al tanto de cómo iba el mundo sentados en un sofá de piel; disfrutando de su televisor gigantesco. A los que no les alcanzaba para tener una televisión en casa, pero sí para comprarse una pequeña radio y en ella lo escuchaban. A los amantes del periódico que lo leían y a los que solo les interesaba informarse de lo necesario para dárselas de interesantes en las cervezas con los amigos.
A los letrados y a los no tanto. A los politólogos y a los anarquistas. Obreros y empresarios; alumnos y maestros. Luis Donaldo Colosio Murrieta llamó la atención de un pueblo apático, y su último discurso lo cimbró como uno de los políticos más recordados en la historia de México.
¿Quién lo mató?
Mario Aburro Martínez, según…
¿Por qué lo mataron?
Por ideologías del sujeto que le propinó el disparo… según.
Lo cierto es que su muerte representó un giro de 180 grados en la política nacional, y desde entonces, el partido en el cual Luis Donaldo Colosio Murrieta militaba no ha vuelto a ser visto de la misma manera.
«Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.
Veo a ciudadanos angustiados por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar su esfuerzo para alcanzar el progreso.
Yo veo un México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones. Los problemas que enfrentamos los podemos superar. […]«
Discurso completo:
Cuando todo está dicho, decir más, está de más.
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Texto: Jaime Garza
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