Es momento de arropar a Rogelio Funes Mori

Vivimos en una sociedad destrozada en materia de seguridad, y recientemente le tocó a Rogelio Funes Mori sufrir a causa de ello.

Antes el peligro era que te tocara estar en el momento menos oportuno en el lugar menos indicado. Ahora ni estando en tu casa puedes estar tranquilo, aún y cuando vivas en uno de los vecindarios más seguros del país.

Lo que le pasó al mellizo la madrugada del domingo (para amanecer en lunes), es algo que debe revisarse con lupa. No por ser una figura pública ni porque su vida valga más que la de los demás, sino porque ya no hay garantías de ningún tipo. 

Vivimos en una burbuja con alfileres en cada esquina; donde el supuesto refugio es el epicentro de la maldad.

El estar encerrado en un cuarto, temiendo por la integridad física de los tuyos y de ti mismo mientras personas armadas se llevan todos tus bienes, es algo que deja secuelas.

Lo más normal del mundo era que Funes Mori no se hubiera presentado a entrenar, y sin embargo, no solo asistió al Barrial, sino que fue el primero en llegar.

¿Saben qué es lo más curioso de todo esto?

Que el evento sucedió justo cuando lograba demostrar con goles el nivel que nunca dejó de tener.

Si bien es cierto que en estos casos lo último que importa es el juego, no hay que olvidarnos de que éste juego es, para Funes Mori, un trabajo en el cual puede hallar cierto refugio para olvidarse pronto de tan nefasto episodio.

No me cabe la menor duda de que Rogelio cambiaría el título contra Tigres y la Liga frente al América. El partido contra el Liverpool y los ciento y pico de goles que lleva con tal de que su familia jamás hubiese pasado por esto. 

Pero la vida quiso que fuera así. Que cuatro cobardes irrumpieran la paz de su hogar y les propinaran una de las noches más amargas de su vida.

Afortunadamente no hubo heridos, y las penas con amor y distracciones pesan menos. Ya la justicia se encargará de poner a cada quien en su lugar.

Por lo pronto Rogelio tiene una pelota y una racha que cuidar. Es momento de arropar a Funes Mori; a la distancia hacerlo sentir que no está solo.

Alguna vez dijo que en Monterrey encontró el hogar futbolístico que nunca antes había tenido. 

¿Y si el hogar se vuelve todo México?

¿Y si toma ésta desventura como impulso y Martino voltea a verlo?

Cuando todo está dicho, decir más, está de más.

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Texto: Jaime Garza 
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LA PLUMA DE JAIME GARZA

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