Las aventuras de Eli

Mi mamá es la mujer más bonita del mundo. Se lo dice mi papi todas las mañanas antes de irse de a trabajar; se lo recuerda por las tardes, cuando el malo de su jefe le da permiso para que venga a comer con nosotras, y se lo recuerda por las noches, mientras recoge la mesa y le da un beso en la mejilla. 

Después se van a su cuarto y se ponen a jugar.

Gritan mucho cuando juegan. Se dicen palabras que yo no entiendo pero suenan divertidas, aunque a mami a veces no le gustan y se pone a llorar. 

Es entonces cuando papi le recuerda que es la mujer más bonita del mundo y supongo que la besa mucho, porque no vuelven a hablar y ellos solo se callan cuando se dan besos.

Siempre he querido saber a qué juegan, aunque mami me dice que no me conviene saber. Que estoy muy chiquita para entender esas cosas, y yo le creo. Porque mi mamá no solo es la mujer más bonita del mundo, sino que también es la más inteligente.

Es tan inteligente que le cocina a papi sin prender la estufa.

Hace como magia, porque se pone la ropa de cocina y toma el teléfono. Llama a alguien que le habla como papi pero no es papi, y después llega una señora con la comida lista.

¿Cómo le hace mami para cocinar desde lejos?

Mi mamá no solo es la mujer más bonita del mundo, sino que también la más inteligente y la más genial. Es una maga. Mi mamá es una maga, por eso yo de grande quiero ser como ella.

Lo que no quiero es que alguien más me llene de besos como la llenan a ella.

Si es el papi de mis hijas está bien, pero a mami la besan otros señores. Señores muy feos que ni siquiera juegan con ella ni le dicen que es la mujer más bonita del mundo.

Tal vez por eso papi se lo recuerda a cada rato.

¿Quiénes son esos señores?

Una vez se lo pregunté a mi mamá, pero no me quiso contestar. Le pregunté si papi sabía, y me dijo que no. Que no podía saber, porque era parte del juego.

Le hice más preguntas, pero ella no me contestó ninguna porque estoy muy chiquita para saberlo. O al menos eso es lo que dice ella y yo le creo.

Le creo porque mi mamá es la mujer más bonita del mundo, la más inteligente y la más mágica de todas las mamis.

Por eso le creo. Por eso yo de grande quiero ser como ella.

Cuando todo está dicho, decir más, está de más.

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Texto: Jaime Garza 
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