Harrison Ford vuelve a ponerse el sombrero de nuestro aventurero favorito con el estreno de Indiana Jones: El Dial del Destino, una nueva gran aventura que nos llevará a una lucha por el destino de la humanidad en tiempos de la llegada del hombre a la luna.
Como tal sabemos lo importante que puede ser esta nueva entrega para los fanáticos de Indy, ya que la última no fue tan bien recibida y por lo mismo no se espera que esta sea mejor. Sin embargo, más allá de todo el contexto debo decir que es una película que cualquier fan de la saga puede disfrutar.
Empezando por lo bueno, Harrison Ford no tiene ningún problema con volver a representar uno de sus más emblemáticos personajes después de tanto tiempo, por que él es Indiana Jones, y todo el tiempo podemos sentir esa sensación de nostalgia al volverlo a ver con su látigo y fedora. Y cabe resaltar que el rejuvenecimiento que se utilizó en el actor pasa muy desapercibido y bien logrado, aunque de momentos si se ve algo falso, pero no tanto como los efectos especiales de Flash.
Adicionalmente, considero que fue acertado no recurrir meramente a la nostalgia para lograr cautivar al público, porque no abusa de este elemento como hemos podido ver en otros remakes recientes como: Ghostbusters, Scream, Star Wars, Flash, entre muchos otros, donde el peso real lo tienen los cameos y no la historia; sino que aquí el verdadero peso lo tiene Indiana en su búsqueda de sentido en un mundo donde lo rechazan y ya no es tan reconocido como antes.
En general la historia es muy atractiva, y no hablo de la búsqueda de un artefacto genérico, sino la lucha que tiene Dr. Jones internamente, y sin querer entrar a spoilers les digo que el arco emocional que atraviesa el personaje es de lo mejor de la película, ya que vemos una nueva faceta que anteriormente no habíamos visto de él.
Hablando de los personajes, siento una gran mejora específicamente en el villano interpretado por Mads Mikkelsen, ya que resulta suficientemente enigmático y calculador como para presentar una verdadera amenaza a Jones sin caer en lo caricaturesco. Por otro lado, Helena, interpretada por Phoebe Waller-Bridge, me parece una gran adición al elenco, ya que resulta un reflejo indirecto de Indiana, pero siguiendo un camino propio en el que no ve más allá del dinero que las reliquias pueden darle, algo que resulta en una interesante interacción entre ambos personajes.
Por otro lado, considero que se mejoraron cosas respecto a la anterior entrega, porque una de las cosas que no funcionaron fue la falta de realismo excesiva, porque se entiende que se llegan a exagerar ciertas cosas a favor de la historia, como los fantasmas del Arca de la Alianza, ciertas maniobras de acción, arrancar corazones, entre otras hazañas; pero en la Calavera de Cristal se excedió desde que Jones sobrevivió una explosión nuclear dentro de un refrigerador o que su hijo se columpiaba en lianas junto con monos, quitándole el tono representativo de la saga. En esta ocasión no sucede eso, nos enfocamos en hazañas más realistas sin exagerar.
Sin embargo, no puedo decir que todo es color de rosa, y parte de sus fallos es principalmente en la reliquia principal: el Anticitera de Arquímedes, un artefacto capaz de ubicar fisuras en el tiempo. Y aquí lo que falla es en mantener este sentido realista que se va esforzando en mantener toda la película, solo para dejarlo a un lado en el final, cosa que hace que salgas de la sala con un sabor agridulce, además que resulta ser un objeto no tan emblemático como lo fue el Santo Grial o el Arca de la Alianza.
La película no es la mejor de la saga, pero sin duda es suficientemente buena y entretenida para que cualquier fan la disfrute, solo espero que sea la última para no tener un Jonesy de 100 años.
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