Los chicos de diesi…tantos vs los de treinta…y tantos
Hace un par de días me reuní con mi amiga Victoria para ir a tomar un café al centro cual señoras sin preocupaciones. Comenzamos a ponernos al día con nuestras cosas y a ver que nos trajo de nuevo cupido en estas semanas que teníamos sin vernos. Ambas andamos aún en nuestros 20’s y llegamos a la conclusión que somos “verdaderamente atractivas” para los chavitos de “diesci…tantos” como para los “treintañeros” que es el promedio de edad que rondan nuestros “ligues”.
Estuvimos dialogando sobre eso y nos da bastante ternura como los hombres de 18 o 19 (porque ya más chicos sería un delito) son bien entregados, apasionados, directos o ¿con gran cantidad de testosterona?
Hace un par de semanas acepté la invitación a cenar de un chico que conocí en el gimnasio. A simple vista, creí que tenía unos 25, alto, con cuerpo atlético. Habíamos platicado durante todo un año completo siempre que nos topábamos en el gym, pero nada más. Total, me escribió y me pidió una cita. La verdad es que me cae muy bien el muchacho y yo siendo soltera, no vi objeción.
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La cita corría muy amena, platicando de nuestras cosas hasta que se me ocurrió preguntar: -¿Cuántos años tienes?- y él me respondió: -“19”. Casi se me atora la pasta en la garganta. Mi reacción obvia fue decir: “¡Ay, estás bien chiquito!” a lo que él se defendió diciendo -“No es cierto”.
Para no hacer el cuento largo, cuando creí que lo más loco de la noche había pasado al estar en un date con un hombre casi 10 años menor que yo, la cosa se puso interesante. El niño-hombre sentado frente a mí me confesó sus “sentimientos por mí” y luego me dijo: “Sé que no nos conocemos mucho pero, ¿quieres ser mi novia?”
¿Cómo te lo explico? El rubor llegó hasta mis mejillas y pensé cuidadosamente las palabras que fueran a salir de mi boca para no ser grosera o malintencionada. Le dije que agradecía mucho su propuesta y me sentía halagada que un chico como él tuviera intenciones lindas conmigo pero que estábamos en diferentes etapas de nuestra vida. “Aún no terminas ni la escuela” “Te falta mucho por descubrir y conocer” le dije de la manera más linda y positiva que pude. “En cambio yo, yo…ya estoy pensando en casarme” solté de pronto para asustarlo.
– ¿Y qué tiene? ¡Puedo ser yo!- seguía diciendo él.
Total, le dije que fuéramos despacio y nos conociéramos más y él aceptó un poco cabizbajo.
Al llegar a mi casa esa noche, pensé mucho en eso. Pensé que yo también tuve 19 y me enamoré a lo loco. A esa edad conocí a un chico de mi edad y nos bastó un día para enamorarnos. Fuimos novios y duramos muchos, muchos años en una hermosa relación. Sonreí. Que inocentes y fáciles se nos hacían las cosas a esa edad. Tan solo te ilusionabas con alguien y apostabas todo a ganar o a perder y así es como suceden las más bonitas historias de amor.
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Al otro día me vi con un amigo para ir por un elote. Él tiene 33. También es muy guapo y trabajador y todo. Le pregunté por la chica con la que salía meses atrás y me dijo: -“Me dejó”, y yo- “¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! “El me respondió entre risas que porque él no le pidió que fuera su novia y ella “se desesperó”. -¿Cuánto duraron saliendo?- le pregunté. – 8 meses- dijo él- Le pedí que nos conociéramos más-.
Solté una carcajada y le dije: “Qué bueno que te dejó, te pasaste”.
Después me contó que así le había pasado con anteriores chicas, que le daba “miedo” dar el siguiente paso y que no sabía si debía comenzar una relación, y ¡ni pensar en comprometerse! Y así, conozco a muchos hombres que rondan esa edad con el mismo “problema”.
De nuevo esa noche me puse a pensar. ¿Por qué? ¿En qué momento en la vida entra el miedo de arriesgarse? De intentar algo con alguien y si no funciona pues bueno, al menos lo intentaste.
Entre más adultos somos tenemos más miedo. ¿Miedo al fracaso? o ¿miedo a perder tiempo? No lo sé, pero tal vez, no deberíamos dejar escapar esa chispa de ilusión de arriesgarlo todo. Quizá alguna vez nos funcione.
¿Las amistades también caducan?
Con amor: July
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