Generación de cristal

Generación de cristal

LA PLUMA DE JAIME GARZA

En la década de los cuarenta la mujer no tenía ni voz ni voto. Y lo segundo lo digo en sentido literal… al menos en México, que es el país donde vivo y al cual me dirijo en ésta pieza.

Para 1960, los que aspiraban a la paz eran vistos como una bola de revoltosos. Y lo peor de todo no era que en verdad fueran unos revoltosos, sino que el desorden parecía ser la única vía real para alcanzar la felicidad.

Entre 1970 y 1980, se ocultaba el maltrato infantil detrás de una equivocada manera de educar. Y esto incluía a maestros y padres de familia.

En los noventas, el país entró en una crisis financiera y social tan fuerte que muchos niños nacieron sin hogar y fueron criados bajo la amargura del: hoy me alcanza, mañana no sé.

El nuevo milenio llegó con la promesa de un cambio político que terminó siendo lo mismo pero vestido diferente; y a eso hay que agregarle la inseguridad. 

Se normalizaron las balaceras y los secuestros. Perdimos el factor sorpresa ante la violencia, y en medio de todo esto acabamos por alterar de forma irreparable la estabilidad emocional de niños, jóvenes y adolescentes.

¿Y todavía tenemos el descaro de burlarnos de ellos? ¿En verdad somos tan caraduras?

Les jodimos el mundo y derrumbamos cualquier esperanza de cambio. Sobran motivos para que ellos ahora duden de todo: de los liberales y los conservadores. Del sistema acostumbrado y también de las oposiciones.

Estábamos tan habituados al silencio, que lo confundimos con paz. Los matrimonios de nuestros abuelos duraban décadas porque la abuela no podía opinar. Nuestros padres no iban a terapia porque les inculcaron desde chicos que llorar estaba mal.

No, muchachos. No se equivocan al alzar la voz. Es lo que debimos hacer nosotros pero no nos alcanzó el valor. Dejamos que todo el mundo nos pisoteara… creímos que no había solución. Pero ustedes demuestran que sí la hay.

El ejemplo son las mujeres, que luchan sin temor alguno por sus derechos. Los niños que dejaron de ser títeres y las personas con preferencias sexuales e ideológicas diferentes que antes dormían en el armario 24/7.

La llamada generación de cristal no es más que el resultado de todo lo que hicimos mal como sociedad. 

Qué nadie los calle, chicos. Síganse quejando de todo… que casi todo está mal.

Cuando todo está dicho, decir más, está de más.

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Texto: Jaime Garza 
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